El jaleo de estos días se entremezcla con la cuenta atrás para un despegue que roza lo estratosférico y camina en el límite entre los iconos y los fans. Los comentarios entre amigos se multiplican y más o menos todos vamos dando nuestras señas para encontrarnos a las puertas del Hotel Experia Presidente, como pasó el año pasado, pero un poco más maduros, más conscientes y en definitiva más. Más amigos que acuden a esta llamada, temida como última. El burbujeo aumenta, los que llevan meses con su entrada guardada bajo la almohada, los que llevan meses soñando con los focos, los que llevan muchos días pensando en escaparse a por su entrada y los que se levantan cada mañana temprano para comprobar que su entrada sigue en el mismo lugar que anoche, todos se volverán a ver en cosa de pocos días.

La caza del cartel en la ciudad de Barcelona se convierte en un rally de fotos y poses y los que están lejos se ven a ellos mismos ante el cartel imponente del concierto. Sí, el mismo concierto que anunciaron al final del Summer Festival y que hizo que todos los presentes se dejasen el corazón y la garganta en un grito de celebración que a punto estuvo de mover los cimientos del The Cavern de Zaragoza. El mismo concierto que nos hacía esperar unos interminables 7 meses hasta ahora, que casi podemos rozar la fecha con la punta de los dedos.

Ahora, ya casi entrando en nuestros días señalados, aplazamos cualquier cosa, retrasamos cualquier asunto, adelantamos todo el trabajo posible y nos vemos entrando a la zona de embarque, pisando el andén, entrando al garaje y ajustando nuestros cinturones con los nervios de estar a punto de ser lanzados por una montaña rusa. Todos estamos ya mirando al Este, al Sur, al Norte, a las vías, la carretera o el aeropuerto, porque todos los caminos nos llevan a Barcelona.

Y esa incertidumbre habla de emoción, de reencuentro, de encuentro y de corazones latiendo, ardiendo a cada punteo, cada redoble, cada arpegio. De vida que estalla en una sala, de emoción a flor de piel y de un recuerdo, que pese a no haber nacido aún, habla ya de felicidad y buenos momentos, en compañía de quienes sienten lo mismo que nosotros, ese sentimiento nos mueve a seguir y hace que cada uno de los temas que atruenen nuestros oídos la próxima semana se conviertan en hitos históricos de nuestras vidas. No tenemos planes más allá de la noche del concierto de la TCB Band del próximo 31 de enero, pero sabemos que tendremos la emoción a flor de piel durante mucho tiempo.

 

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