25 años, ya son años, especialmente porque la que escribe estas líneas aún los mira asombrada mientras se le acercan. 25 años es más de una vida, sin duda, un cuarto de siglo cocinado a fuego lento entre horas de oficina, colas de espera en correos, cuantas atrás en el calendario y una bonita colección de entradas arrugadas y guardadas con primor por una chincheta en una pared.

25 años y más de una vida, sin duda, las que guarda Club Elvis en sus anuarios. ¿Quién no ha acabado con más de una copa de más en uno de sus festivales?, ¿Quién no se ha sentado cómodamente a empaparse de las páginas de su revista? ¿Quién no ha buscado (con más sueño que vida) en el cajón esa camiseta que te da una palmada en la espalda antes de echar a andar? Sí, esa que pone Elvis, o Presley, o King, o en tres palabras Club Elvis Spain (de color rosa, para dar más detalles).

En muchas ocasiones la vida nos depara giros en el camino que abren travesías más allá de donde nuestra vista alcanza. Derroteros que te llevan a encontrarte, como destinados fortuitamente, con gente que te abre las puertas de sus casas, las ventanas de su vida, las fundas de sus instrumentos y sus oídos, para hacer como que no te oye cuando echas hasta el último aliento en aquel “It’s the wonder, the wonder of you”.

25 años entremezclados de caras y gestos, horas de flexo y ratón, noches de radio, sábados de concierto de punta en blanco y más de dos vidas que han quedado soldadas entre sí al cruzarse en una de aquellas tardes mágicas en la oscuridad de la pista de baile. 25 años con más historias de las que alcanzamos a conocer y con más caras de las que podríamos llegar a recordar. 25 años que traen un remolque de proyectos de la mano de la solidez de la experiencia. Lejos quedaron aquellos pasos titubeantes que, aunque leves, asentaron en una parroquia los cimientos de lo que somos a día de hoy.

Bromeábamos en el túnel de Las Armas el pasado Summer Festival acerca de los fastos de este año y jugueteábamos con las ideas moldeándolas como plastilina. No se cumplen años todos los días, ni todos los días se hacen 25. Momento de especial importancia para recordar que todos y cada uno de los socios son estrictamente necesarios, que cada ausencia se sufre y se echa en falta una mano amiga en cualquier momento. Todos y cada uno de vosotros, socios y fans, formáis parte de este ente, que quedaría manco, cojo o agujereado sin vosotros.

Somos cerca de setecientos, me chivan. Setecientos y todos a una, somos una fuerza imparable, un respaldo impagable y una maquinaria perfectamente engrasada y curtida en 25 años de rodaje. Setecientos y todos a una estos primeros años. Y los que vendrán en los siguientes, pero siempre juntos. No hay pegamento más fuerte que este Club, capaz de cruzar fronteras y anular distancias, no miramos el cuentakilómetros, miramos la meta: llegar a todos y cada uno de vosotros y terminar cantando a pleno pulmón cada fin de semana, cada festival y cómo no cada verano.

Felices 25 años a todos, y feliz siglo por venir. Que Club Elvis os acompañe.

Siempre con vosotros.

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